lunes, 28 de noviembre de 2011

LA MEDITACIÓN

“La medicina contra el estrés se llama meditación”

Hablamos con la psicóloga, escritora y divulgadora Alejandra Vallejo-Nágera.

Vallejo Nájera
Alejandra Vallejo Nájera
Foto: Gtresonline
“Buena parte de las dolencias que padecemos tienen una causa emocional y de descontrol de pensamiento”, señala Vallejo-Nágera. Esta es la premisa de la que parten las técnicas de reducción del estrés basadas en la atención plena (o “mindfulness”, en inglés) desarrolladas en la Universidad de Massachusetts (EEUU) hace más de un treinta años. 
Cuando una persona tiene estrés, señala Vallejo-Nágera, lo primero que sufre es la calidad de su sueño y, en segundo lugar, el aparato digestivo. Para los pacientes que la psicóloga trata en el Centro Médico de Enfermedades Digestivas, en Madrid, “la medicina tradicional no ofrecía soluciones”, señala.  La alternativa es este programa en el que a lo largo de cinco semanas los pacientes aprenden técnicas que, según explica, “les servirán para toda la vida”.
¿Cómo, exactamente?  Incorporamos a la medicina tradicional occidental conceptos o hábitos que se vienen manejando desde hace siglos en la medicina oriental. El cuerpo es la voz de un sistema emocional que no puede expresarse más que a través de la mente. Como mente y cuerpo pertenecen a misma persona, el beneficio de una repercute en beneficio de otra. Y viceversa. El estrés se auto induce. Sus hermanas mayores son la ansiedad y la angustia. El cerebro se va programando con amenazas externas que no suelen ser tan amenazadoras en la realidad. Por eso hay que enseñar a las personas a “desprogramarse”. No se trata de evadirte, al contrario. Se trata de hacer lo mismo que todos los días, tus actividades cotidianas, pero con la conciencia lúcida, con el sistema nervioso tranquilo. Plenamente atento y presente.
¿Qué es lo que aprenden estas personas? La primera técnica es respirar. Cuando decimos a los pacientes que les vamos a enseñar a respirar se frustran, porque están esperando algo extraordinario. Pero cuando la persona está nerviosa respira mal. Respira sólo con la zona clavicular, con lo cual el cerebro se oxigena peor y se entumece. En segundo lugar, les enseñamos a meditar. No hay nada aquí religioso ni evasivo. Es un ejercicio intelectual poderosísimo. Cuando la persona está estresada, el cerebro se queda entumecido, y el problema lo absorbe todo. Pero después de seguir el curso y aprender a meditar todos los días, el cerebro sigue contemplando el problema, pero también las soluciones. Lo prueban, por ejemplo, los experimentos de Herbert Benson (de la Universidad de Harvard) sobre los efectos de la meditación en el cerebro.
Para eso no hacen falta psicólogos... Las técnicas de la atención plena se acompañan, en el contexto terapéutico, de terapia cognitivo-conductual: orientas a las personas para que descubran cómo las emociones modifican el pensamiento y este, a su vez, modifica la acción. El programa de reducción de estrés consiste en saber qué hacer para pisar el freno, y encontrar ese espacio necesario entre emoción, pensamiento y acción.
Antes de actuar, frena. ¿Quién necesita frenar? En el contexto de este programa, personas con trastornos digestivos y neurológicos, fibromialgias, dolores de cabeza, alteraciones del sueño por estrés… El alumno pone en práctica en casa todo lo que aprende en clase. La recompensa es una mejoría en su salud y, en el caso de los enfermos con problemas digestivos, capacidad para alimentarse y disfrutar de la comida, en lugar de engullir o utilizar la comida para “anestesiarte”. Todos ellos aprenden a disfrutar las rutinas diarias. La ducha de la mañana, por ejemplo, es un momento placentero, pero la persona estresada no lo disfruta; está pensando  en el futuro. La meditación ayuda a disfrutar del momento presente.
¿Qué piensa de esto la comunidad médica? En EEUU estas técnicas llevan muchos años poniéndose en práctica. Pero España no es, precisamente, un país pionero en este sentido. La comunidad médica va estando cada vez más preparada porque la unión de cuerpo y mente es real, y los médicos son cada vez más conscientes. Algo importante es que no se ha producido ni un solo caso en el que esta metodología cause daños. Si no se practica, no se producen beneficios, eso es todo. En el curso de verano organizado por la Universidad Autónoma de Madrid [donde Vallejo-Nágera impartía un curso de estrés y deterioro cognitivo]  con científicos de otras universidades, todos coincidíamos en esto: la medicina contra el estrés se llama meditación.
Hay quien dice que no tiene tiempo para meditar. No es más que una excusa. No tiene que ver con el tiempo sino con estar presente. Su mente se proyecta en la cantidad de cosas que tiene por hacer, y no está disfrutando de lo que está tiene entre manos en este momento.
Y hay quien desconfía de la palabra meditación. Los españoles tienen la idea de que meditar es evadirse, o es cosa de vagos o de hippies. Pero esa creencia no es real, es puro desconocimiento. Se trata de tomar conciencia de en qué y cómo llevas a cabo tu rutina diaria. De prestar atención absoluta al cuerpo y a la mente.
* Natalia Martín Cantero es periodista. Si quieres ponerte en contacto con ella, escribe a natalia@vidasencilla.es

martes, 22 de noviembre de 2011

Instrucciones universales recomendadas para la práctica del zazen (Fukan zazengi 普勧坐禅儀)

En principio, el camino es perfecto y lo permea todo. ¿Por qué ha de estar sujeto a práctica y realización? El medio verdadero es autosuficiente. ¿Por qué se necesita de un esfuerzo especial? En verdad, el cuerpo entero está libre de polvo. ¿Quién creerá en una forma de cepillarlo hasta quedar limpio? Nunca se aleja de este lugar; ¿qué sentido tiene viajar de un lugar a otro para practicar? Sin embargo, una desviación tan pequeña como un pelo es como la brecha entre el cielo y la tierra. La mente se pierde en confusión ante el surgimiento del más pequeño pensamiento agradable o desagradable. Suponga que se siente confiado en su entendimiento y rico en iluminación, logrando la sabiduría que conoce a primera vista, alcanzando el camino y clarificando la mente, despertando la aspiración de alcanzar los cielos. En dichos momentos está jugando frente a la entrada, pero todavía no ha alcanzado el camino fundamental de la emancipación.
Pensemos en Buda: a pesar de haber nacido sabio, pueden verse todavía los trazos de los seis años que pasó sentado en posición erguida. Y Bodhidharma, aún habiendo recibido el sello de la mente, pasó nueve años frente a una pared, hecho este que sigue siendo famoso todavía en nuestros días. Si hasta los grandes sabios eran así, ¿como podemos en nuestros días dejar de lado la práctica entusiasta?
Por lo tanto, abandonemos la práctica intelectual de investigar palabras y perseguir frases, y aprendamos a dar el paso hacia atrás que enciende la luz y la hace brillar hacia dentro. El cuerpo y la mente se desvanecerán, y se manifestará nuestro semblante original. Si desea alcanzar este estado, empiece a trabajar en ello ahora mismo.
Elija una habitación tranquila para la práctica del Zen. Coma y beba moderadamente. Deje de lado todas las intervenciones y suspenda todos los asuntos. No haga nada "bueno" ni nada "malo". No juzgue lo verdadero ni lo falso. Abandone las actividades de la mente, el intelecto y la conciencia; deje de medir con pensamientos, ideas y opiniones. No albergue la intención de convertirse en un Buda. ¿Cómo puede esto limitarse a estar sentado o acostado?
Coloque una alfombrilla gruesa y encima de ella un cojín en el lugar donde se sentará. Siéntese en posición de loto o medio loto. En posición de loto, coloque primero el pie derecho encima del muslo izquierdo y luego el pie izquierdo encima del muslo derecho. En posición de medio loto, simplemente coloque el pie izquierdo sobre el muslo derecho. Ate su toga de forma holgada y acomódela nítidamente. Después, coloque la mano derecha sobre la pierna izquierda con la palma hacia arriba, y la mano izquierda sobre la palma derecha, con las puntas de los dedos pulgares tocándose ligeramente. Siéntese erguido, sin inclinarse hacia la derecha, izquierda, delante o detrás. Alinee las orejas con los hombros, y la nariz con el ombligo. Haga que la punta de la lengua toque el frente del paladar, y mantenga los dientes unidos y los labios cerrados. Mantenga siempre los ojos abiertos, y respire suavemente por la nariz.
Una vez ajuste su postura inhale y exhale profundamente, mueva su cuerpo hacia ambos lados y luego manténgase sentado, sin moverse. No piense en nada. No pensar - ¿Qué clase de pensamiento es ese? No pensar. Este es el arte esencial de zazen.
El zazen que describo no es la práctica de la meditación. Es simple y sencillamente la entrada dharma a la tranquilidad gozosa, la realización práctica de la iluminación totalmente alcanzada. Es el koan hecho realidad; engaños y trampas nunca le alcanzarán. Quien capta la esencia es como un dragón que ha ganado el agua, como un tigre que se da a las montañas. Porque debe saber que el verdadero dharma se revela por sí mismo, eliminando desde el principio la estupidez y la distracción.
Al ponerse de pie hágalo despacio y tranquilamente, con calma y a plena conciencia. No lo haga de repente ni de una forma abrupta. Si estudiamos el pasado veremos que la trascendencia de lo mundano y de lo sagrado, y el morir de pie o sentado, todo ha dependido completamente del poder del zazen.
Además, provocar el despertar con un dedo, un cartel, una aguja o un mazo; alcanzar la realización con una escobilla, un puño, un bastón o un grito – el pensamiento discriminativo no puede entender estas cosas, y mucho menos pueden conocerse aplicando el poder sobrenatural. Ellas deben representar una conducta que está más allá del ver y del oír. ¿No son acaso normas que están antes que el conocimiento y las opiniones?
Siendo este el caso, la inteligencia o la falta de ella no es un problema; no distinga entre el estúpido y el sabio. Concentrar nuestros esfuerzos con determinación, esto es en sí involucrarse de forma entusiasta en el camino. La relación práctica-realización es pura por naturaleza. Después de todo, avanzar hacia adelante es una tarea cotidiana.
En general, en nuestro mundo y en otros mundos, en la India y en China, todos llevan el sello de Buda por igual.
A pesar de que cada linaje muestra su propio estilo, todos se dedican simple y sencillamente a sentarse, absolutamente concentrados, en una estabilidad resuelta. Aunque se dice que existen diez mil distinciones y mil variaciones, todos se dedican de forma entusiasta al camino en zazen. ¿Por qué abandonar el asiento que tiene en su propia casa para deambular en vano por los dominios de polvo de otras tierras? Si da un mal paso, tropezará y pasará de largo ante lo que tiene al frente.
Ha ganado la oportunidad crucial que le da la forma humana. No pase sus días y noches en vano. Está al cuidado de la actividad esencial del camino de Buda. ¿Quién disfrutará en vano de la chispa de una piedra de lumbre? Además, la forma y la sustancia son como el rocío sobre la hierba, las riquezas de la vida como un dardo de relámpago –– se vacían en un instante, desaparecen en un destello.
Honorables seguidores del Zen, tan acostumbrados a buscar a tientas el elefante, no duden del verdadero dragón. Dediquen sus energías a orientarse directamente a lo real. Veneren a aquél que ha ido más allá del aprendizaje, liberándose del esfuerzo. Pónganse a tono con la iluminación de todos los budas, sean los herederos del samadhi de todos los ancestros. Vivan de esta forma, y llegarán a ser como ellos. La caja del tesoro se abrirá, y podrán disfrutar libremente de ella.

SANSHIN ZEN COMMMUNITY

           

Our Lineage

Shohaku Okumura was born in Osaka, Japan in 1948. He studied Zen Buddhism at Komazawa University in Tokyo and was ordained by Kosho Uchiyama-roshi in 1970. They practiced together until 1975, when Okumura-roshi came to the United States. After practicing at the Pioneer Valley Zendo in Massachusetts until 1981, he returned to Japan, where he began translating Dogen Zenji's and Uchiyama-roshi's writings into English. Okumura-roshi was a teacher at the Kyoto Soto Zen Center and later at the Minnesota Zen Meditation Center in Minneapolis, Minnesota, and has led sesshins and Dharma study groups in the United States, Japan, Europe and Latin America.

Kosho Uchiyama-roshi, Shohaku Okumura's teacher, is one of the most highly respected modern Japanese Zen Masters. In 1912, he was born in Tokyo, Japan. He received a Master's Degree in Western philosophy from Waseda University in 1937 and was ordained as a Soto Zen priest in 1941 under Kodo Sawaki-roshi. Upon Sawaki-roshi's death in 1965, Uchiyama-roshi became the abbot of Antai-ji, a monastery and temple then located in Kyoto, Japan. In 1975, he retired from Antai-ji and lived with his wife at Noke-in, a small temple outside Kyoto until his death on March 13, 1998.

Kodo Sawaki-roshi has been described as, "like an ancient Zen master: fearless and unconventional", by his disciple Uchiyama-roshi. By age 7, both his parents had died, an uncle who adopted him had also died and he was adopted by a professional gambler. At age 16, he went to Eihei-ji aspiring to become a monk. The next year he was ordained by Koho Sawada, abbot of Soshin-ji, and given the name, "Kodo". In 1923, he began travelling around Japan giving lectures and leading sesshins (retreats). He became a professor of Zen literature at Komazawa University in 1935 and taught there until 1963. He established Antai-ji Shichikurin Sanzen Dojo in 1949 and died there in 1965.

domingo, 20 de noviembre de 2011