jueves, 19 de julio de 2012

MENSAJE A UN ESTUDIANTE

Muchas cosas...unos vanos comentarios que nos hacen creer que estamos diciendo algo con sentido. Desde luego, NADA que podamos decir jamás tiene ningún "sentido". El mundo  es una ilusión (dice el Sutra del Diamante...perdón... "que CORTA como el diamante": "Like a flash of lightning in a summer cloud"), hablando de la vida que apreciamos tanto.
Lo primero es que el despertar (el Dharma está EN las cosas) y el no despertar, son exactamente lo mismo.
(Habría que leer todos los días el Sutra del Corazón, el Maha Prajna Paramita, la gran sabiduría, sin pensar que es el viejo Avalokitesvara loqueando).
La ignorancia y la iluminación son EXACTAMENTE lo mismo. ¿Por qué es tan dificil para los estudiantes de zen comprender esto?
Mientras creamos que existe un estado ideal...por allá arriba, unido con una felicidad eterna...estamos en puro dualismo del malo, del pernicioso y tóxico.
No hay semillas que sembrar ni nadie que influenciar, la vida (Samsara) se encarga de eso. El joven de 18 que mató a la pareja de 12 y luego se suicidó...¿no es suficiente? ¿Tiene que venir un "maestro zen" a decir que existe el sufrimiento?
¿Han debido estar esos dos practicando zazen en algún centro para ser felices? ¿Vivir nuestro karma no es "felicidad"? ¿Por lo menos cumplir con nuestra misión?
Lo primero que se necesita es un cambio completo de perspectiva...botar la brújula que hemos heredado... NO tener "perspectivas"... Es vivir el instante...¿Es tan dificil?
Recordar al viejo maestro que, harto de la vida en el monasterio, se colocó debajo de un puente en Tokyo a vender "pescado podrido"...
Si te encuentras con el Buda, mátalo...

sábado, 7 de julio de 2012

CENTRO DHARMA DOMINICANO

1-  En lo sucesivo nuestro Centro se denominará: Centro Dharma Dominicano.
2.- Somos un Centro Dharma independiente, sin conexión con ningún centro o maestro aquí o del exterior.
3-  Nuestro único maestro es Shakyamuni, el Tathagata, y sus enseñanzas son sus sutras y el Dhammapada.
4- Podemos interesarnos también por los comentarios de algunos maestros como son: Dogen, Krishnamurti, Uchiyama, Sawaki, Suzuki, y muy pocos otros.
5- En lo adelante buscaremos las referencias culturales dentro de una práctica propiamente dominicana, basado en nuestra cultura y formación histórica.
6- En algún momento recomiendo dedicarnos a buscar las raíces del zen dominicano en las grandes obras de la literatura y el arte dominicanos, partiendo del principio de que "zen" es una forma de indicar el espíritu de despertar humano que yace en todas las culturas de todos los tiempos.
7- Nuestra organización iniciará una secuencia de transmisión del Dharma propia, sin conexión con ninguna y partiendo del maestro Shakyamuni.

miércoles, 13 de junio de 2012

El EGO y Facebook


El “ego”, como hemos reiterado, es una entidad mental basada en el transcurrir del tiempo y la concatenación de nuestras experiencias debido a las cuales va adquiriendo una identidad propia hasta el punto que “se adueña” de nuestra persona y reclama sus derechos. 
Este artefacto ficticio que no es más que una combinación de memorias, emociones, ideas acomplejadas, la falta de autoestima, una cantidad infinita de deseos, apegos, etc., se convierte en el centro de nuestras neurosis y personalidad disfuncional incapaz de resolver el proceso de dudas e interrogantes que nos abruma como seres humanos.
Este ego es un gigante con  pies de barro, no tiene estabilidad, se cae, tropieza, sufre de mucho temor de no poder mantenerse como algo estable y fijo. Se ve en la necesidad de esconderse y recurrir a una “historia” que va hilvanando como si fuera una realidad.
El lenguaje, como reconocen Heidegger y Lacán, y muchos otros, es la cola que mantiene este andamiaje armado, y le da una realidad basada en la repetición de un mantra de ideas,  frases gramaticales y ecos lexicales.
Comenzando por la estructura gramatical que inicia con la enunciación de un YO, actuante, con la pintoresca inferencia de que ese YO es siempre igual, permanente y sólido.
Cada vez que una persona repite “Yo quiero”…y establece una relación mental con un mundo donde la existencia del ego es reafirmada.
Cada vez que se repite una sentencia (“Yo soy honesto”) se ha reforzado el ego y se reitera y confirma su capacidad de accionar y tomar decisiones.
En dicho mundo ese ego domina las vidas de las personas y determina sus acciones basadas en sus intereses que se basan fundamentalmente en su proyección de permanencia y solidez. Se construye un mundo “ego céntrico” sin ninguna capacidad de variación porque “yo soy así”.
Al ego hay que nutrirlo de energía, si no se cae, el resto de nuestra personalidad se pone a sus órdenes  para suministrar dicha energía, como el caso de un motor a vapor, palada tras palada de carbón para que siga funcionando.
Las redes sociales, básicamente Facebook, en esta época dan la más perfecta y eficaz forma de proveer dicha energía a nuestro ego. Se trata de una serie infinita de sentencias de afirmaciones todas dedicadas a echar incienso sobre ese “yo” reafirmando que “tiene razón”, eso es así. Nada más que energía (carbón) para ese ego que necesita sentirse sólido y permanente.
¡Qué diferente a no tener ningún “yo” permanente, sino una mente sólo determinada por las situaciones y circunstancias y nuestro deber de accionar compasivamente en cada momento del presente permanente en que estamos condenados a vivir! Sin dejar rastros…    

sábado, 9 de junio de 2012

Confucio dijo:

Estrictamente hablando el ego no ES nada. Resulta de un collage de imágenes y sentimientos que se van acumulando con el tiempo coloreado de muchas emociones y concentrado en un futuro de un imaginario bienestar. Con el tiempo este juego de espejos llega a instalarse como el capitán de la nave y va produciendo una secuencia de experiencias que se constituyen en una "historia" muy similar a una novela, p. ej. el "tiempo perdido" de Proust. El resto de lo que está en nuestra mente es lo que describe Avalokitesvara en el Sutra del Corazón: NADA. Pero - ¡oh paradojas!- de esta nada surje una suave brisa que llamamos "bodhicitta", que, de alguna manera, nos pone en movimiento hacia el despertar. Recuerda que tenemos que ganar la batalla usando los servicios del general enemigo. Lo que nos lleva al cojín y a soportar calambres es el viejo amigo: el ego, que se mueve basado en que allí hay algo que lograr. Es la fuerza demoníaca de Mara que nos pretende hacer caer en su trampa o telaraña de "logros". Claro, no sabemos qué hacer, porque no hay nada que "hacer", sino seguir obstinadamente esa "nada" hasta que rompemos el hechizo. Y no sabemos por qué ocurre y cuando será y quizás ni nos daremos cuenta. Sólo que un día Mara desaparecerá con sus tentaciones, y, en nuestra pobre tentativa de explicarlo, diremos que somos "libres". Entonces, frente a la flor, como Kasyapa, sólo sabremos sonreir.